Claridad fue el periódico de la Federación de Estudiantes de Chile que se editó, en una primera etapa, entre 1920 y 1932. Los estudios que se han efectuado acerca de ella como el de L. Bocaz (1989) y F. Moraga, (2000) y los comentarios generales, como el de Mario Góngora (1986), la han destacado como una de las revistas artísticas y políticas más importantes de la historia del país. En Claridad escribieron varias generaciones estudiantiles que, con el correr de los años, constituyeron la columna vertebral de la intelectualidad y de las vanguardias artísticas chilenas. Un resumido balance nos permite saber que en sus páginas colaboraron dos futuros premios Nóbel de Literatura como Gabriela Mistral y Pablo Neruda; muchos escritores poetas y dramaturgos, futuros premios nacionales en sus especialidades, como Pedro Prado, José Santos González Vera, Manuel Rojas, Roberto Meza Fuentes; otros escritores de primera importancia como Alberto Rojas Jiménez, Antonio Acevedo Hernández, Joaquín Edwards Bello, Federico Gana y Pedro Sienna. Claridad también reprodujo textos, artículos y libros de grandes intelectuales de la época como Miguel de Unamuno, Romaind Rolland, Máximo Gorki, Fedor Dostoievski, André Bretón, José Enrique Rodó y Rubén Darío. El núcleo que editó Claridad en esa época estaba compuesto por artistas como los nombrados Manuel Rojas y González Vera; críticos literarios como Armando Donoso y Raúl Silva Castro y una amplia gama de intelectuales como el escritor Jean Emar, los médicos Juan Gandulfo y Daniel Schweitzer; Eugenio González Rojas (futuro rector de la Universidad de Chile entre 1963 y 1968) y el literato venezolano Mariano Picón Salas y una amplia gama de dibujantes y caricaturistas hoy olvidados. A modo de ejemplo, y sólo para ilustrar dos presencias literarias de primer nivel: en Claridad su primer director, Alberto Rojas Jiménez, junto a Martín Bunster publicaron el Primer manifiesto Agú, un escrito vanguardista fuertemente influenciado por Dadá. Más tarde, el joven poeta Pablo Neruda organizó su célebre “banda” junto a Tomás Lago, Rosamel del Valle, Romeo Murga y muchos otros que vaciaron su creatividad en esas páginas. El Premio Nóbel colaboró activamente en la edición del periódico y publicó en sus páginas más de cien textos entre poemas en verso y prosa, artículos de crítica literaria y artículos políticos contabilizados por Jorge Sanhueza (Revista Alerce de septiembre de 1961). Pero quizás uno de los patrimonios más olvidados fueron su gráfica y estética que denotan una ecléctica mezcla de aires clásicos, modernistas y vanguardistas. Entre los ilustradores de la revista destacan el pintor Isaías Cabezón, el médico Juan Gandulfo (que elaboraba algunos de sus tradicionales “carteles” aparecidos en la portada de cada edición), los caricaturistas A.
L. de la Barra, Raúl Figueroa (que firmaba como “Chao” y que además era dibujante de Época y Sucesos); y “desconocidos” como Sanfuentes, Carballo, Barack Canut de Bon, Juan Francisco González (hijo) y muchos otros que elaboraron, por ejemplo, caricatura política mucho antes de aparecer la afamada revista Topaze. Las páginas de Claridad además reprodujeron algunos de los famosos carteles de las Fiestas de la Primavera y del Día de los Estudiantes donde los jóvenes de la llamada “generación del año veinte” elaboraron un discurso vanguardista, pagano y festivo con el que dieron rienda suelta a su creatividad plástica. Existen pocos fondos bibliográficos que guarden ejemplares en buen estado de Claridad, disponibles para consulta del público, estudiantes o especialistas. Ni siquiera la principal institución que guarda el patrimonio bibliográfico, la Biblioteca Nacional, tiene una óptima colección de tan importante medio cultural. Otras instituciones públicas que cuentan con una colección en relativo estado de conservación son la Biblioteca Eugenio Pereira Salas de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile y la Biblioteca del Congreso Nacional. Elcreciente deterioro físico y el peligro de que, con el paso del tiempo, las colecciones de Claridad se destruyan en el corto plazo, hace que el legado de la revista desaparezca junto con esa serie de artistas y escritores chilenos y extranjeros que animaron sus páginas. Hoy, un grupo de jóvenes investigadores, patrocinados por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, FECH, la Universidad de Chile y la Dirección de Bibliotecas y Museos de Chile – DIBAM; que han querido contribuir al rescate patrimonial, al legado y aporte de esta publicación estudiantil, mediante la ejecución de un proceso de recuperación y digitalización de Claridad, por medio de las colecciones existentes, para luego proceder a editar el material y publicarlo en Internet, para así rescatar y difundir un patrimonio cultural de la nación casi olvidado y en riesgo de perderse irremediablemente.
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